Chirimoya
La chirimoya
Su pulpa es refrescante, muy aromática y su sabor recuerda a una mezcla de piña tropical y plátano o al sabor de la pera.
Nombre científico y familia:
La chirimoya (Annona cherimola Mill.), pertenece a la familia de las Anonáceas, la cual consta de unas 800 especies arbóreas de las regiones tropicales, con frutos en baya y carnosos. El género Anona consta de 120 especies de las que unas 20 se cultivan por sus frutos en América Tropical y sur de Europa. Procede del chirimoyo, un árbol que puede alcanzar hasta 8 metros de altura.
Origen:
El origen de la chirimoya se remonta a los Andes Peruanos y las montañas de Ecuador, dónde crece espontáneamente, aunque algunos historiadores incluyen también las zonas andinas de Chile y Colombia. Los españoles la denominaron «manjar blanco» cuando la descubrieron en América. Se cultiva en diferentes países con clima subtropical: Perú, España (en especial en la costa granadina), Chile, Bolivia, Ecuador, EEUU, Colombia, Sudáfrica e Israel. En nuestro país, debido a que es una fruta muy delicada, toda la producción va destinada al mercado nacional.
Variedades más comercializadas en España:
Fino de Jete (90%) y Campas, y en menor proporción, Pacica y Bonita.
La variedad Fino de Jete es una selección local de la zona de Jete (Costa Tropical de Granada). El 90 % de los árboles plantados son de esta variedad. Es rústico y productivo, de color claro y resistente al transporte. Pertenece a la variedad “Impresa”. Los frutos pesan unos 250 gramos. Se cosechan desde mediados de septiembre a finales de enero. Los frutos tienen gran cantidad de azúcares y las semillas están encamisadas, encerradas en cada carpelo.
Esta variedad Fino de Jete, presenta características diferenciales a nivel morfológico, bromatológico y genético respecto a las variedades de chirimoya cultivadas a nivel mundial, que son fundamentalmente chilenas (Bronceada y Concha Lisa), norteamericanas (White, Bonita y Chaffey Riverside), así como otras especies de anonas que se comercializan en todo el mundo, como las atemoya (African Pride en Australia).
En general, las variedades de mayor cultivo proceden de híbridos, siendo algunas de ellas:
Impresa: frutas de gran tamaño con forma conoide o subglobosa, de piel tersa y cubierta de hoyos que se asemejan a huellas digitales o a las escamas de un reptil y pulpa dulce, de buen sabor y jugosa.
Mammillata: frutas de piel lisa y buen tamaño, jugosas, sabrosas, aromáticas y con menor número de semillas que la anterior.
Tuberculata: frutas de tamaño medio, forma globulosa, piel verde oscuro y de maduración tardía.
Umbonata: frutas de tamaño medio, forma de piña, piel fina, pulpa sabrosa, con muchas semillas y poco resistentes al transporte.
La mejor temporada:
Este fruto madura en invierno, la mejor época para disfrutar de su sabor y propiedades nutritivas.
Valor nutricional:
Su contenido de agua es elevado. Destaca su contenido de hidratos de carbono, entre los que predominan la glucosa y fructosa. Es pobre en grasas y proteínas, pero dado su alto contenido de azúcares, su valor calórico es entre moderado y alto. Respecto a otros nutrientes, destaca su contenido de potasio y vitamina C. El potasio, es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. La vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones. Además, la vitamina C cumple una función antioxidante. Su aporte de fibra mejora el tránsito intestinal y beneficia a múltiples alteraciones y enfermedades.
Conservación:
Las chirimoyas tienen el inconveniente de que no se conservan durante mucho tiempo y que requieren de una manipulación muy cuidadosa.
Deben encontrarse protegidas, ya que su piel es muy sensible al tacto y se vuelve negruzca fácilmente. Sin embargo, se pueden consumir sin ningún problema aunque la piel adquiera dicha coloración oscura y ceda ligeramente al presionarla.
Conviene consumirlas cuando están completamente maduras, lo cual se consigue a los 5-6 días de su recolección, cuando se las mantiene a temperatura ambiente, sobre una superficie no muy fría, preferiblemente en cesta de cáñamo o una madera ligera.
Hay que evitar guardarlas en la nevera, pues se interrumpe su maduración. En caso de mantenerlas en la nevera para poder tomarlas frías, ha de ser únicamente durante el tiempo justo antes de su consumo.
Cómo prepararla:
La chirimoya resulta deliciosa como fruta fresca. Para ello se corta la pieza por la parte superior o la mitad y se come la pulpa con una cucharilla, evitando las semillas. La pulpa de la chirimoya se ennegrece al contacto con el aire y para evitarlo basta con rociarla con zumo de lima o de limón. También se la puede emplear como materia prima para la elaboración de mermeladas, batidos, zumos y helados.